Ha residido en distintas partes de México y, durante tres años, en Madrid. Estudió Relaciones Internacionales. Ha sido revisor y colaborador en publicaciones culturales de México y de España. Además de ‘El libro de Balieri’, es autor de los poemarios ‘Nubes que son hojas’ y ‘Aquí en el tiempo’, así como del libro ‘Cuentos de amor no aptos para enamorados’. Hoy vive en la Ciudad de México, en donde compagina la actividad literaria con su participación en proyectos de salud pública y con su labor como traductor y corrector de estilo.
CIENCIA
Fue un error hablarte de amor:
resaltar tus ojos encendidos,
la gloriosa curva de tu cuello.
Mejor habría sido,
susurrar un modelo de Bohr
una ecuación de Maxwell
(la que sea)
iluminar tu rostro con Galileo
apostar por Riemann.
¿Por qué señalé a las aves?
Ese temblor en mis hombros cuando me besas…
¿Por qué no te hablé de la materia?
Pude decir lo mismo,
pero
con otras palabras:
las aves no son gotas en el cielo,
son modelos que pueden elevarse
gracias a su peso y a su forma.
¡Einstein! ¡Heisenberg!
¿Me querrías si me olvido de Keats?,
¿si no te vuelvo a hablar de Paz?
Fue un error hablarte de amor
porque no es exacto,
no es una ciencia.
Fue un error decir que te quiero,
porque no es que te quiera,
es la dopamina
cuando la primavera ilumina tu cabello.
***
AMOR Y DESAMOR
Se besan con los ojos cerrados
(acuerdo incuestionable)
y dicen que sienten hormigas
¿o mariposas? Algún bicho,
en alguna parte.
Precipitados se desvisten
y se aman, o dicen amarse:
en los autos; en las casas solas;
en los cines;
en el parque, sobre las hojas secas…
Oyen el ruido mínimo, ven todas las sombras.
Conducen el tiempo con envidiable
sincronía.
Se aprovechan de la desnudez incompleta,
de la logística de los muebles,
hacen de la inexperiencia una aliada.
Fingen que la geografía y las matemáticas
motivan el cruce de miradas,
el roce de las manos,
las visitas obligadas.
Siempre impacientes por un descuido
una salida de emergencia
la confianza espontánea
de algún adulto
que subestime su deseo.
Los separa un disgusto, una mudanza,
una escuela nueva.
A veces, su mismo amor extraño
deja de latir,
ese amor sólo de ellos
que tiene la esperanza de vida de la hormiga
o de la mariposa.
***
LA PROMESA DE DIOS
Dios prometió,
que cuando él cumpla doce años,
borrará la guerra de hoy
y después la guerra cualquiera.
Serán construcciones de palabras
las que se levanten en los sitios vacíos,
se verá la fina capa de la luna
y el arrullo nocturno,
instalado en las alturas desde el microbio primero,
bajará su velo.
No se hablará del frío
(ni de la muerte)
cuando esa noche,
Dios cierre los ojos
y sople las velas.
***
ALEJAMIENTO DE TODO
La imagen de lo que fuimos
en el reposo de la luz
sobre tu cuerpo.
El alojamiento de las sombras,
la rústica aparición de mis manos,
el movimiento azul
de la madrugada.
Vestirnos
(apenas vestirnos).
Beber café, bailar sin música.
Usar sólo las palabras necesarias,
casi todas al alcance de la cocina.
La desaparición de los muros
que destruimos con nuestro encuentro:
somos los únicos habitantes
de un mundo sin muros.
Nada se aferra a ese sitio
que desaparecimos
cuando lo abandonamos todo
y nos reinventamos.
Tu nombre…
no me importa,
aunque lo imagino con muchas consonantes.
Todo se desvanece
cuando me recibes
sobre el suelo.
Te acompañan
nuestras mentes extraviadas
por vez primera
y para siempre.