CRISTINA CARRASCO (editado por)
M. Carmen Ribelles es una poetisa española que ha dedicado toda su vida a la enseñanza y ahora, jubilada, puede prestar su tiempo a lo que más le gusta: escribir poemas infantiles y hacer con ellos sesiones de animación lectora para niños y niñas de entre tres y seis años de edad.
Ha publicado dos poemarios en lengua valenciana: A la vora del camí ( En la orilla del camino) y La mar en vers ( La mar en verso).
hemos pedido que nos hable de este desconocido y a la vez apasionante mundo de la poesía infantil y la animación lectora, y éstas han sido sus palabras:
«Busco que mis poemarios tengan un tema central con un mensaje muy claro y directo para poder trabajar sobre él, por ejemplo: en el último poemario, La mar en vers (La mar en verso), mi objetivo era crear una sensibilidad ecológica.
En todas las actividades que realizo, así como en los poemas que escribo, busco que los niños y niñas saboreen las palabras y jueguen con ellas, y para ello, es muy importante que los poemas se adapten a su edad y sus intereses, que hablen de cosas concretas con las que el niño esté familiarizado. ¿Y de qué forma? A través de estrofas y frases cortas, con melodía, ritmo y rima, porque eso les atrae mucho, además de acompañarlo todo ello con imágenes, colores, sensaciones, olores, sabores… intento relacionarlo todo. Por ejemplo, algunas de las preguntas que les suelo hacer cuando comenzamos una sesión son: Cuando vas al mar, ¿qué ves? ¿Qué cosas tiene el mar? Cuando tienes la sal en la piel, ¿qué sientes? ¿Qué ruido hacen las olas del mar? ¿Siempre hacen el mismo ruido?
Se trata de despertar sensaciones y a partir de ahí hacer entre todos y todas una lluvia de ideas con el mar. Después relacionamos estas ideas con las palabras, los poemas y a partir de ahí creamos más poemas.
En una sesión de animación lectora siempre comienzo fomentando la motivación y esto lo hago de diferentes maneras, aunque la forma más frecuente que utilizo es que entro en el aula, la sala, la biblioteca… allá donde esté los niños y comienzo a hablar como si les contara una historia. Les digo que tengo un amigo que se llama Pepe que tiene una casita cerca de la mar y que desde allí ve las gaviotas volar ( este es ya un poemita mío) y a partir de ahí sigo contando la historia e introduciendo más poemas seleccionados para esa sesión. Algunos de ellos los bailamos, con otros nos disfrazamos conforme los vamos recitando, como ocurre con el poema del pez payaso (que aparece al final de la entrevista), con otros cantamos en grupo y al final de la sesión, son los niños y niñas, individualmente, los que recitan algunos poemas. Unos los leen, otros los dicen de memoria porque ya los han trabajado en clase y la sesión también está abierta a que reciten poemas que no sean del libro, sino que ellos sepan o hayan leído.
Todo ello en unos cuarenta y cinco minutos más o menos.
Con la animación lectora, los niños y niñas de esta edad aprenden a : 1) Estar en el mundo con los sentidos alerta; 2) Ampliar su vocabulario y expresarse mejor; 3) Participar y cooperar en las actividades del grupo jugando, recitando, cantando; 4) No discriminar a nadie. A través de la poesía todos lo niños y niñas juegan, no hay ganadores ni perdedores porque lo importante es divertirse, aprender y participar. Todos tienen su lugar y todos respetan y son respetados; 5) Como consecuencia del aprendizaje anterior, también aumentan la autoestima porque todos los niños y niñas se dan cuentan de que saben y pueden. Los más osados “cuentan” sus poemas individualmente y los más tímidos participan también dentro del grupo; 6) A través de la poesía pueden trabajar otros ámbitos como el aseo personal, la sensibilidad ecológica, la cocina, los colores, los números, las manualidades…
Y por último, me gustaría relatar brevemente algunas anécdotas que he vivido en sesiones de animación o que han sido consecuencia de ellas:
Como he dicho anteriormente, al final los niños siempre recitan o leen poemas, y hay algunos que por su edad todavía no saben leer, pero cogen el libro y fingen hacerlo inventándose el texto.
Una mañana fui a un cole y cuando terminamos la sesión se me acercó un niño y me dijo: “ ¿ Puedo decir una poesía?”, por supuesto le contesté que sí y el niño, de apenas seis años recitó un poema precioso. Después, su maestra me dijo que era el hijo de Berna Blanch, uno de los mejores poetas en lengua valenciana y que también ha aparecido en Margutte.
Una mamá me contó que su hijo, que había asistido a una sesión de animación y tenía el libro, todas las noches pedía que le leyeran algunos poemas y después se dormía abrazado a su peluche y al libro.
Estas pequeñas anécdotas son una de las cosas más gratificantes y bellas de la literatura y la animación lectora y que me animan a continuar en el mundo de la poesía infantil».
Ilustraciones : Eugenio Simó
Fotografías de las ilustraciones: Barbara Zambon